The Room Papers
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Entrevista al artista floral Jordi Vilà
De florista a creador, es un reconocido artista catalán cuya vocación le viene desde muy pequeño. Las flores son su pasión, le conectan con sus raíces y gracias a ellas ha aprendido a interpretar los gustos y necesidades florales de sus clientes. Hace de cada trabajo un proyecto único y personal, cada una de sus obras narra una historia en las que las flores y la naturaleza del entorno se convierten en los principales protagonistas.
– ¿Qué te llevo a acercarte al mundo del arte floral? La naturaleza en sí, cielos y montañas, campos, árboles y flores con sus colores, formas y texturas, es un interés innato. A su tiempo decidí aprender más para convertirlo en mi futuro.
– ¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte a esto? ¿Cómo fueron tus inicios? No… Comencé de comercial para unos mayoristas holandeses, trabajábamos toneladas de flores frescas para los floristas del momento de Barcelona y Girona. En esos tres años aprendí dos cosas: la parte más técnica del producto, nombres y demás; y a observar a las flores para controlar el proceso de apertura, algo realmente imprescindible.Fue sobre principios de los 90, cuando tuve la oportunidad de conocer a innumerables floristas de la época. Algunos de ellos fueron mis primeros maestros, ajenas a las miradas de un chaval repartidor de tan solo 21 años. Recuerdo con especial admiración a la Carme d´Olot.
– ¿De dónde nace la inspiración a la hora de realizar tus obras? ¿Cuál es tu proceso creativo? (risas) En cualquier momento, circunstancia, observación y necesidad. Me río por una anécdota… En una seria intervención para Mireia y Joan, un ayudante malentendió la colocación de unos smillax. Cuando vi el resultado quería morir de angustia pero eh voliá: su accidente se convirtió en una nueva idea con un final espectacular que un solo cerebro jamás hubiese imaginado en aquel preciso momento. Un equipo fiable es una buena herramienta para provocar una reacción en cadena de creatividad.
– ¿Dónde encuentras los materiales para emplear en tus creaciones? De diferentes procedencias, dependiendo de cada intervención, me fascina lo local y salvaje.
– ¿Cuál ha sido tu obra más representativa o importante? Cuando recibí la llamada de la fundación Salvador Dalí aceptando el proyecto de interpretar la idea original del genio en sus lámparas péndulo de siempreviva. Era su ofrenda floral para Gala en su castillo de Púbol y eran arrancadas de su terreno en Portlligat y manipuladas por su servicio bajo su supervisión.
– Si pudieras ser una de tus obras, ¿Cuál serías? ¿Por qué? Oníricamente pensando y más allá de una de mis obras, un bonito sueño es ser una semilla en el desierto, de esas que esperan por años la lluvia y pasada la tormenta florecen por millones y cubren con un mar de flores el desierto.
– ¿Qué buscas con cada uno de tus proyectos? Interactuar, imaginar para provocar emoción.
– ¿Cómo describirías tus obras, qué cuentan sobre tí? Intento expresar para cada intervención, la información y recuerdos que hay en mi memoria de las plantas. Luego cada una cuenta con su propia historia, abrazos, escalofríos, silencios…
– ¿Cual consideras el artista más influyente en tu carrera? A Cristóbal Balenciaga.
– ¿Que dificultades te has encontrado a lo largo de tu carrera? ¿Cómo lo has superado? Las dificultades hay que convertirlas en nuevas oportunidades. Reinventarse forma parte de la vida, ¿dificultad o esfuerzo?
– Actualmente, ¿qué proyectos tienes entre manos? Se presenta un próspero 2018, con ideas frescas para todos aquellos que se han aventurado y confiado en mí para gestionar su intervención, las habrá de variadas y dispares.
– ¿Cuál es tu visión respecto al Taller Montana? Confío seguir con este espíritu en parte rebelde, en parte soñador al que le gusta sorprender y provocar vibración, sin límites de esfuerzo. Y además, poder seguir con todo mi equipo.
– ¿Podrías dar algún consejo a jóvenes artistas que quieren introducirse en este mundo? Escuchar y responder con algo propio, fácil de entender y elegante a su vez. Que luchen por cada ángulo, siempre pueden haber ojos que lo vayan a apreciar. Esas han sido mis pautas para desarrollar mi creatividad.
Muchas gracias a Jordi Vilà y a todo su equipo por su dedicación y trabajo y agradecer cada una de sus obras que hemos podido disfrutar en nuestro Espai París.