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El poder de la imagen: visualización arquitectónica
Uno de los retos que nos encontramos como interioristas es transmitir al cliente nuestra idea, nuestra visión del nuevo espacio que hemos ideado para ellos.
Estamos acostumbrados a trabajar con planos en dos dimensiones, y nuestra visión espacial hace que enseguida levantemos esas líneas y podamos visualizar el espacio. Pero no todos tenemos esta facilidad de pasar de las dos a las tres dimensiones, y, como dice el refrán: una imagen vale más que mil palabras.
Hace algunos años se trabajaba con vistas y dibujos hechos a mano. Muchas veces eran conceptos en blanco y negro, otras veces con algún toque de color ya fuera con rotuladores, acuarelas o ceras. Con la ayuda de estos dibujos podías hacer que el cliente entendiera cómo iba a quedar su espacio.
Pero igual que se pasó de hacer los planos a mano con rotring y paralex a hacerlos en ordenador, con los dibujos pasó lo mismo: fuimos de lo analógico a lo digital. Este cambio supuso toda una revolución: podías enseñar el proyecto de una manera realista, como si fuera una fotografía.
De esta manera el espacio se entiende a la perfección, pudiendo mostrar varias opciones de colores, papel pintado, luminarias, mobiliario… las posibilidades son infinitas. Pero no solo es una herramienta útil para el cliente; también nos sirve a los interioristas para poder proyectar con más precisión y siendo más conscientes de las tres dimensiones que componen el espacio.
A la hora de realizar un render o visualización es muy importante saber qué es lo que queremos enseñar y cómo queremos hacerlo. Podemos realizar una imagen de algún detalle en el que basemos el diseño que ayude a entender el concepto o transmitir la sensación que tendremos cuando habitemos ese espacio. Otra opción es trabajar el espacio directamente en tres dimensiones, para tener en cuenta la altura, anchura y profundidad de nuestra intervención. También podemos realizar una imagen del espacio completo, para enseñar el proyecto en su totalidad, con mobiliario, iluminación y texturas reales.
Pero el factor más importante que tiene que tener una buena visualización es la iluminación, es lo que nos dará ese punto de realismo tan codiciado. Un buen contraste entre claros y oscuros creará matices que nos ayudarán a entender el espacio y dará a los materiales detalles que hará que realmente pensemos que estamos ante una fotografía.
Si tenemos una imagen en la que todas las partes tienen la misma iluminación sabremos que algo falla, no lo percibiremos como algo real, ya que en la realidad siempre hay zonas más oscuras que otras. Jugando con la iluminación natural –la que nos viene desde el exterior– y la artificial podemos lograr realismo en la visualización, además de focalizar la atención en un punto que consideremos importante para el proyecto. Los interioristas no sólo escogemos piezas y objetos que van bien con el espacio, lo transformamos para crear un ambiente único y contemporáneo, a la vez que elegante y acogedor. Con las visualizaciones queremos lograr esto: que quieras habitar ese espacio imaginario.
Como hemos dicho antes, la irrupción de la tecnología supuso una revolución en la manera de proyectar e idear los espacios. Sabemos que la tecnología avanza a pasos agigantados. En el campo de la visualización la última tendencia es la realidad virtual, una técnica heredada de los videojuegos, pero adaptada a la arquitectura. De esta manera el usuario puede moverse libremente por todas las estancias, viendo cómo interactúan unas con otras. La manera de mostrar el proyecto se convierte en una experiencia inmersiva, llevando el mundo de las visualizaciones a un nuevo nivel, en el que el cliente está realmente metido dentro del proyecto.
No sabemos cuál será el siguiente paso en cuanto a imágenes arquitectónicas, lo que sí sabemos es que, como hemos visto, son de gran ayuda para todas las partes implicadas en un proyecto, desde los interioristas hasta el usuario final.